El manual para el cuidado de la demencia: Cómo proporcionar cuidado de demencia en el hogar

Extracto del libro:

“Cuando las personas comienzan a experimentar demencia–a medida que la memoria desfallece y falla, y los procesos de pensamiento racional se vuelven intermitentes primero y luego esquivos—su sensación de seguridad se evapora. No hay nada más aterrador que darse cuenta de que no puede confiar en su cerebro para interpretar correctamente el mundo que le rodea o proporcionarle información precisa. Aún cuando las personas no son conscientes de cuán discapacitadas están, parecen saber que su futuro está en riesgo. Vivir con un olvido y una confusión cada vez mayores y saber que será completamente incapaz de cuidar de si mismo es espantoso.

“Las personas que viven con demencia necesitan ayuda para recuperar una sensación de seguridad antes de que puedan recobrar una sensación duradera de bienestar. A menos que sus cuidadores y seres queridos les demuestren que aún pueden estar a salvo a pesar de la demencia, esa sensación esencial de confort en las rutinas diarias de la vida será efímera.

“[En DAWN,] ayudamos a nuestros clientes a comenzar a sentirse seguros a pesar de que están confundidos, porque usamos nuestras propias habilidades de pensamiento racional cuando el análisis es necesario, y usamos nuestra propia memoria para suplir sus vacíos. Cuando hacen preguntas, recordamos que, aunque han perdido la capacidad de retener información, aún necesitan saber lo que sucede tanto como nosotros. Nunca los interrogamos sobre sus recuerdos, sabiendo que probar la memoria solo sirve para demostrar una y otra vez que han perdido no sólo los recuerdos, sino la capacidad de recordar.

“También les ayudamos a encontrar lo que han perdido o a completar una tarea sin decir nunca: “Ya se lo dije” o “No puedo creer que no lo recuerde”. Cuando ofrecemos ayuda como un igual y compañero de equipo, en lugar de un superior o instructor, la dignidad y el sentido de autonomía de nuestros clientes permanecen intactos. No hay pérdida de control ni sentimientos heridos. Con nuestras propias habilidades de pensamiento racional, prevemos el siguiente paso en una tarea y trabajamos con ellos en lugar de dirigirlos.

“Además, a medida que su sentido de la realidad se vuelve cada vez más divergente del nuestro, lo aceptamos como el resultado inevitable del deterioro cognitivo progresivo y lo acomodamos, en lugar de exigirles que usen habilidades que ya no existen. Mientras hacemos esto, nuestros clientes comienzan a relajarse y a sentirse seguros sabiendo (a través del aprendizaje experiencial mientras están con nosotros) que los cuidaremos a pesar de sus crecientes necesidades y su ascendente confusión.”

Judy Cornish